A Quién Corresponda.

Perdón a quién corresponda por lo que voy a escribir a continuación.

¿Cuál es la idea, Dios? Creaste a un hombre débil, que debería ceñirse a códigos valóricos para poder llevar una vida ordenada, pero a la vez nos mandas pruebas que aparecen más allá de nuestro alcance. Y no lo digo por mi y mis dolores, porque si lo hiciera y me dejara llevar ni siquiera me habría detenido a poner ese título a este escrito, sino que lo digo por los dolores cotidianos de tus amadas creaturas. Mensajes, quizás. Pero entonces, ¿ellos tienen razón? ¿En qué Dios cree cada uno de nosotros? ¿Se repetirá alguna vez? No renegaré, porque tengo 20 años de pruebas de Ti, pero tal como hizo Job, y guardando las proporciones, te preguntaré directamente: ¿cuál es la idea?.

Somos nosotros. Voluntad a prueba de pruebas, paciencia a prueba de esperas, dolores a prueba de rendición. Pero, ¿en qué momento nos perdimos tanto? ¿Cómo pudimos desviarnos tanto? ¿Cómo llegamos a estar tan graves?.
Cuántas veces he tenido ganas de escupir sobre todos los esfuerzos, cuántas veces he querido dar un paso al costado y dejar que cada quién cave su tumba, o plante su jardín, según le parezca. Y tal vez sea más adecuado que tengamos ese miedo a sentir, ese miedo a cambiar lo que tenemos, porque el miedo te muestra lo importante y el dolor te avisa. Sin dolor no te haces feliz, dicen por ahí. Sin dolor no descubres la enfermedad, quisiera advertir yo.

Cuando me dirigía al hospital, lleno de miedo, con mis peores temores de la imaginación realista a algunos minutos de distancia del mísmisimo yo de la realidad, las lágrimas no podían dejar de correr. Cada uno de los 7335 días que han pasado por mi vida he tratado de tener la actitud, aunque sea la de cambiar una posición horizontal a una vertical, pero hoy no me podías pedir que sonríera. Tampoco renegué, pero recorrí esos minutos de terror con las más grandes dudas. Esas no me las quitaba nadie.

Lo que alcancé a entender es que el enfermo es el mundo, y que está peor que yo y que mis coyunturales compañeros en Urgencia sumados. Cada opinión médica puede ser distinta, pero se siente como una roca en el riñón, sin posibilidad de diuresis. El cuerpo del mundo no puede eliminar sus desechos y el dolor sofoca, desespera y aumenta. No hay suero, no hay morfina y no hay especialista.

Lo que no he entendido es cuál es la idea. Estoy seguro que no soy el único. Creo que entiendo lo que Felipe y Nicole sintieron, y justifico y reafirmo todas y cada una de mis críticas anteriores… como si no fueran suficientes.

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Este escrito no alcanzó a ser terminado en el primer intento. Una nuevamente urgente visita al hospital me lo impidió. Es un escrito depresivo y oscuro. Quizás demasiado incluso para mi. Pero sentí que tenía que hacerlo. No podía dejar esto sin plasmar. Lo que vi en los casi dos días de residencia en esas salas blancas me motivó a terminarlo, y a escribir otras cosas, en su momento.
Al escribir todo esto, al pedir perdón al principio, no exagero. No siento que lo haga. Quizás ustedes lo lean y lo cataloguen como un escrito más, del montón, pero desde mis zapatos, considero que es lo más sentido que ha salido desde el lado oscuro de mi tintero.