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Mostrando las entradas de 2012

Diálogo

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"... Permanecí ahí, bajo la luz del fuego, abrasado por el calor. La mancha de sangre en mi pecho era como el mapa de un continente nuevo y violento. Me sentí purificado. Sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cuál es ese secreto, que sólo los gatos conocen, ese que los hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo, a través del intenso humo lleno de grasa humana, y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi que esa oscuridad fría y asfixiante se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer. Más adelante, ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón, salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que elegimos imponer. Este mundo que va a l

Te Repito.

Me he encontrado repitiendo tu nombre, melodioso, eterno. Me he encontrado repitiendo tus muslos en mis manos, en la punta de mis dedos. Como si siempre hubiesen existido allí, etéreos, inmutables, esperando ser descubiertos y repetidos. He repetido el sabor de tu boca como mi alimento, dulzura desconocida y frondosa, ímpetu de vida, restringida a palabras extrañas, ahora abierta a lugares comunes. Repito tu textura en la mía, mármol sin pulir lleno de dolores, pulcro… Repito tu ser, Me he encontrado preocupado más de la cuenta, moribundo en medio de tu olvido, suponiendo mi propia muerte en un charco de tu sangre ardiente. Me he encontrado repitiendo tu nombre…

"Maldigo Del Alto Cielo" - Violeta Parra

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Maldigo del alto cielo la estrella con su reflejo, maldigo los azulejos destellos del arroyuelo, maldigo del bajo suelo la piedra con su contorno, maldigo el fuego del horno porque mi alma está de luto, maldigo los estatutos del tiempo con su bochorno. Cuánto será mi dolor. Maldigo la cordillera de los Ande y de la costa, maldigo toda la angosta y larga faja de tierra, también la paz y la guerra, lo franco y lo veleidoso, maldigo lo perfumoso porque mi anhelo está muerto, maldigo todo lo cierto y lo falso con lo dudoso. Cuánto será mi dolor. Maldigo la primavera con sus jardines en flor y del otoño el color yo lo maldigo de veras, y la nube pasajera la maldigo tanto y tanto porque padezco un quebranto, maldigo el invierno entero, por el verano sincero maldigo profano y santo. Grande será mi dolor. Maldigo la solitaria figura de la bandera, maldigo cualquier emblema, la venus y la araucaria, el trino

Viviré 100 años.

Viviré 100 años, lo he decidido. Serán años necios y sin compromiso, tiempo de cultivo de mi sangre, cosecha de la enfermedad del hoy. Serán años de saltos y exabruptos, tiempo de verde y azul, cielos nublados y vidrios convexos. Serán meses de voluntad, lejos de casa, llenos de clavos y madera, tiempo para pulir mis manos vírgenes. Serán meses de caminar y correr, de ordenar a mis piernas seguir senderos inexistentes, tiempo de dibujar cicatrices de lo que vendrá. Serán días de atención, de lánguidos detalles y respuestas, tiempos de luz ciega, horas de tiza flotando en el viento. Serán días para agradecer y lamentar, por las tormentas y el trigo, tiempo de miel y betarraga, horas para escapar amargamente del mundo. Será un montón de caos, una colección de emergencias y odios, una paciente espera recompensada, un conjunto de risas y lágrimas de ácido sulfúrico, una infancia deliciosa en el final de mis días. Todo esto ha sido, además de banderas y papel, años de cruda