Sin Barreras.

Hace mucho tiempo que no tomaba un lápiz para escribir algo que no fuera una historia de ficción. Esto, en parte porque no tenía tiempo, pero también en parte, porque no sabía qué podría escribir que me dejara conforme.

Pensé en innumerables temas, siempre en relación con esos detallitos insignificantes que me encantan, y que la mayoría sólo vive sin detenerse a pensar demasiado en ellos. Pero nada me convencía.
Temas que me encantan, y que la mayoría no piensa… ¿acaso me creo distinto que la mayoría? Si. Pero no mejor. Porque al fin y al cabo, ¿quién es igual a qué? Quizás nadie. Quizás sólo se trate de moldes en los que uno o varios encajan, pero que igualmente varían y mutan según nuestras infinitas particularidades.
No, definitivamente no me creo mejor que el resto, pero sí que estoy conforme como soy. ¿Cuánto hay de elección racional en la personalidad, los gustos y los sueños de cada persona? Quizás alguien alguna vez haya hecho un estudio completo de eso. Sé que sí. Pero antes de recurrir a la ciencia, recurro a ustedes, lectores, para que se pregunten cuánto de lo que ustedes son, lo eligieron conscientemente, y cuánto les llegó “de afuera”.

Últimamente he vuelto a pensar en las barreras que las personas ponemos en nuestras vidas, y que nos impiden vivir un montón de cosas. Lo hacemos por miedo, orgullo, costumbre y comodidad. ¿Será que todos dejamos de confiar en los demás? No es que yo me fíe de cualquiera, pero al menos dejo abierta la posibilidad de que cualquier día de estos, mi instinto, o el instinto de alguien más, nos guíe hacia los buenos momentos.

¿Qué tal si elijo hablarle a alguien sólo porque veo algo en él o en ella que me agrade? ¿Qué tal si alguien me habla sin otra razón que la su corazón le dicte?
Siento que vivimos con demasiado miedo, y eso nos lleva a ordenar nuestra vida con estructuras artificiales y llenarla de límites que no nos dejan ir más allá. Desearía que no fuese así.

Y es porque creo que soy sólo uno más, que trato de romper esas barreras.
He encontrado a muy pocos que comparten estas ideas, pero en las locas aventuras de la vida he encontrado personas tremendamente valiosas, y esto ha sido simple y llanamente porque en algunos maravillosos y únicos momentos de la existencia, hemos dejado espacios en esas barreras para que el otro entre en nuestras vidas y de una u otra forma nos toque el corazón.

Con todo esto no quiero decir que “todos seamos iguales”, porque no creo en esa forma de plantearlo. Las ideologías se han encargado de gastar esa frase sin percatarse de que lo importante no es que seamos iguales, sino que cada uno con sus particulares diferencias sea igual de valioso y pueda vivir con una igual posibilidad de realizar su potencial y ser uno mismo. Así se deja oportunidad a que usemos cada aspecto de nosotros, desde la razón hasta la pasión, para alcanzar lo que busquemos (y que, usando un facilismo o una generalización, podría llamarlo “felicidad”).

El miedo en nuestras vidas es inevitable y hasta necesario. Pero no podemos dejar que sea determinante en nuestros caminos. Vivir se trata de elegir hacerlo, y de poder escoger de qué forma lo quieres hacer. Romper las barreras depende de cada uno de nosotros, y tú puedes empezar ahora mismo.


*Inspirado por "The Wall" de Pink Floyd, y por mis propias vivencias cotidianas. En especial por alguien que pasó por el lado mío justo cuando lo estaba escribiendo =)

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