¿Cómo no vamos a poder?

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Comúnmente, a lo largo de mi trayectoria de vida, me ha tocado estar en el equipo que pierde. Esto es aplicable tanto al deporte como a mis "relaciones sociales", ya que nunca fui bueno para ninguna de las dos cosas, y en ambos quedé clasificado permanentemente en el lado de los “losers”.

Viviendo en un país perdedor, y en una familia promedio, de esas de esfuerzo sin pillerías, las derrotas se convierten en parte del día a día, casi como el tecito de cada mañana.

Por eso, en el deporte, tuve que armar mi propio equipo, con los jugadores que no jugaban en el equipo oficial, y en mis relaciones sociales, quedé recluido en la solitaria ñoñez y la imaginación se convirtió en mi nueva casa.

Así, sucesivamente, a través de los años, y de los contextos, perdí una y otra vez, y ni siquiera la suerte me daba una manito.

Hoy, cuando miro hacia atrás, veo que eso es lo único que no ha cambiado. Sigo perdiendo. Pero, ¿saben? Siento que ahora tengo algo que antes no tenía.

Primero que todo, ahora sé a qué bando pertenezco: el de los perdedores, el de quienes nos paramos en la cancha a buscar una hazaña, y que jugamos hasta donde podemos, privilegiando los movimientos y la astucia, por sobre el talento que no poseemos.

Pero sobre todo, hoy tengo la experiencia para empezar a mirar las derrotas con otra perspectiva. Hoy sí creo que se pueden lograr hazañas, principalmente, porque estar en el equipo perdedor te permite participar de ellas.

¿Creerán los “winners” en las hazañas? ¿O su éxito naturalizado hará de sus vidas de triunfos, una vida plana y rutinaria? Buena pregunta. No creo que pueda responderla alguna vez, porque para eso tendría que ganar, y eso no es lo mío.

¿A qué se debe el éxito? ¿Cuál es el éxito que importa? Yo creo que Bielsa tiene razón con lo que dice: “el éxito es una circunstancia esporádica”, la gente generalmente no está ganando, sino que está luchando para ganar en algo.

Por eso no creo que la vida de los que ganan sea más entretenida ni más mística que la mía. Los que perdemos vemos el valor del triunfo, creemos en los milagros y soñamos con los triunfos, aunque nunca lleguen.

Cuando pienso esto, siento que al final de todo, la diferencia está dada por un pequeño límite. ¿Cómo no vamos a poder cruzarlo una que otra vez? ¿Cómo no nos va a dar algún empujoncito la fortuna? ¿Acaso el esfuerzo que hacemos o las ganas que ponemos, no es suficiente?

Yo creo que sí. Que en definitiva, en la cancha, somos 5 personas contra 5 personas, y no hay ningún Superman. Creo que a veces se puede dar un golpe, ya sea por suerte o por ganas, y que en momentos de iluminación, incluso los más derrotados pueden ser ganadores. Y eso, lo pienso gracias a que comúnmente, pierdo.

Me gusta perder. Así sigo siendo quien soy, y sigo soñando con ser algo más. ¡Vamos por la siguiente hazaña!


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Comentarios

watesapo dijo…
Entiendo el sentido de tus pálabras y debo decir que según la fria estadística me encuentro conformando el ekipo perdedor. Lo que no compartiré es el gusto por la derrota. Por lejano que paresca, siempre debe existir el hambre de victoria. Es el motor de la competencia, es lo que da sentido al juego y justicia al resultado. Esta claro que para que unos pocos disfruten la satisfacción de ganar deben existir muchos perdedores, es una piramide y es dinamica. Lo importante es asumir tu posición con dignidad y perspectiva, sabiendo que por muchos pies que tengas sobre ti, se han derrumbado estructuras más grandes... sino preguntale a los gringos, un abrazo man ;)!

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